Cervantes nos induce a replantearnos y a considerar lo que es realidad y lo que es ficción o fantasía. En El Quijote se produce un extraordinario juego de ficción novelesca. Sin embargo, la frontera entre realidad y fantasía no tiene límites precisos, y no los tiene, porque Cervantes así lo quiso. La ficción literaria en El Quijote (ficción de realidad, realidad de ficción, ficción de ficción) es un juego que realiza Cervantes para presentarnos a un loco aparente que no quiere distinguir los límites entre su realidad (realidad de ficción, ficción de realidad) y la de la ficción de sus lecturas (ficción de ficción).
El quijotismo clínico no es nada más que un juego cervantino (quijotismo lúdico) para conducirnos a un quijotismo simbólico: agonía en pos de un ideal y de valores trascendentes y en busca de un proyecto de humanidad heroica, un camino hacia la libertad y hacia la ilusión de una conciencia individual que se sostiene en el misterio y en el prodigio de una percepción subjetiva de un mundo imaginario, en otras palabras, de lo eterno e inmutable.